Literatura y estados de ánimo

¡Hola a todos!

Hace algún tiempo que quería tratar este tema de alguna manera relajada, porque me parece esencial comprender hasta que punto nuestro estado de ánimo nos influye en el día a día. Y, más concretamente, hasta que punto me influye a mí.

Y ¿por qué ahora? Porque he pasado una temporada bastante triste y, para que negarlo, sigo pasándola, y he pensado que podría servirme de pequeño desahogo y de paso conoceros un poco más.

Una de las cosas que más importante me parece para los que pasamos muchas horas entre libros y blogs, es cómo nuestro ánimo afecta a la lectura de manera directa. Estás leyendo un libro que te gusta y es interesante y, de pronto, recibes una mala noticia. No hay que ser un lumbrera para saber que va a influir. Quizá no te enganche de la misma manera porque tu cabeza está en otra parte, o la temática de la que trata tampoco llegue a conectar. Y también al contrario. Te embarcas en un nuevo proyecto que te ilusiona, o encuentras un trabajo genial (o simplemente encuentras un trabajo), y todo parece fluir con más facilidad, incluida la lectura. Quien piense que un libro solo es una experiencia plenamente objetiva, me encantaría discutirlo porque tengo clarísimo que no lo es. Un libro, por muy bien escrito que esté, solo es realmente bueno para ti, cuando te emociona (sea el tipo de emoción que sea), cuando llega bien adentro y te remueve, cuando conectas; y eso es muy subjetivo. Ya no digamos, cuando tienes un estado de ánimo concreto.

A veces nos puede apetecer desconectar por completo si estamos tristes, o ser muy activos y tener mil planes y proyectos si nos sentimos motivados y felices. Querer ponerse el mundo por montera, comérselo a bocados, o simplemente, desaparecer de él. Solo un rato, solo unos instantes. Total, nadie se va a dar cuenta ¿verdad?

En mi caso, soy obviamente menos productiva cuando estoy triste. No me siento capaz de escribir, me parece que es tratar de mover una piedra muy pesada y no tengo energías suficientes. Sin embargo, sí disfruto leyendo. Es el clic que me salva a ratos y que me reconforta. Sé que no estoy a gusto en algunas cosas de mi día a día, pero sigo encontrándome a gusto cuando hay una nueva historia que me recibe gustosa. Y digo que me reconforta cuando estoy triste, porque son momentos en los que no me apetece ver a nadie, solo estar sola, de alguna manera repararme y cargar la pila que lleva tanto tiempo sufriendo sin energía. Soy el conejito Duracell en baja forma. Sé que es injusto para la gente que me rodea y se preocupa, pero también sé que no puedo hacerlo de otra forma, que solo sería un desgaste mayor. Por eso los libros me parecen una solución perfecta.

Esto me lleva a preguntarme, ¿cómo os sentís vosotros cuando tenéis algún pico emocional, sea del tipo que sea? ¿Leéis más o menos? ¿Os enfocáis en otras actividades para no pensar o sois de meteros en la cama hasta que pase vuestra tormenta mental? ¿Preferís algún género literario concreto o disfrutáis más con el cine y las series?

No quiero enrollarme mucho más, espero que esta pequeña reflexión os parezca interesante y os animéis a comentar.

¡Gracias a todos por pasaros!

MJ